Se necesita la adoración más comprometida con la realidad.

“Toda adoración eucarística ha de llevarnos a más compromiso con los demás, especialmente con los más pobres, es decir, con la justicia social”.

Por. José Álvaro Cardozo Salas.

Hemos venido promoviendo la adoración eucarística perpetua por muchos sitios invitando al compromiso de una hora en la semana frente a frente con nuestro señor, vivo y presente en el pan, en la misa, un sitio donde ir a verlo, a hablarle, a escucharle, un sitio antesala del mismo cielo, una hora para velar con él, ante la soledad del sagrario, del calvario, del mismo Belén.

Conviene entonces tocar en este escrito ciertos matices; como el verdadero significado de adorar, y es hablar abiertamente lo que la iglesia viene diciendo por siglos, que es reconocer su presencia real, pero hay que hacer énfasis en la realidad del acontecimiento, la realidad del suceso. Es decir, por fe afirmamos la presencia eucarística y creemos en ella, pero entendemos perfectamente que no se puede hacer una prueba científica de dicha realidad ya que el pan sigue siendo pan, y el vino sigue siendo vino.

Pero en cierto sentido lo anterior no es lo mas importante, conviene detenerse mejor en el significado de la eucaristía para vivirla y testimoniarla. Con el animo de darle la centralidad eucarística y darle el reconocimiento debido, se fueron construyendo los monumentos o altares cada vez más recargados de lujos y adornos y mas distantes de la gente, en aras de resaltar la trascendencia y solemnidad eucarística, pero fue perdiéndose el contexto donde Jesús se hace presente de forma real y lo que supone participar de su cuerpo y de su sangre. El individualismo o el intimismo que parece rodea el espacio de adoración eucarística hacen cada ves mas distante el contexto bíblico que nos transmite esa tradición. Por ejemplo, el evangelio de Juan habla de la eucaristía y nos recrea con el lavatorio de los pies (Juan 13 1, 20) y los otros evangelistas con la cena pascual, en dichos textos, el cuerpo y la sangre de Cristo, esa entrega o donación suya a sus discípulos, es inseparable de la relación con los demás y con la justicia social.

El lavatorio de los pies no habla ni del pan ni del vino, pero nos permite ver en acción la donación de cristo a los suyos, ¿comprenden lo que he hecho con ustedes? Pues si yo siendo el Señor y el maestro les he lavado los pies, ustedes también han de lavarse los pies unos a otros. Sabiendo esto, dichosos serán, si lo cumplen. Una vez realizado este gesto de entrega total, Jesús les anuncia su pasión y se condensa el servicio incondicional y las dificultades, sufrimientos, traiciones y superaciones que el amor conlleva. La eucaristía entonces no puede separarse del contexto vivido en ese momento por el señor, donde la comunidad comparte su vida y misión, en cierto sentido, donde es la entrega de sí mismo que hace Jesús lo que fortalecerá a los discípulos a la fidelidad, aun en los momentos en que la cruz sea el resultado de la misma. Pablo se refería a la cena del señor, constituye una critica a los que pierden el sentido de dicho acontecimiento. Cada uno preocupado por su propia cena y mientras uno pasa hambre, otro se embriaga. Pablo les recuerda que la cena es comunitaria y no puede darse esas desigualdades (1 Cor 11 17-34).

He conocido cientos de capillas de adoración perpetua, la gran mayoría solas sin adoradores, he visto las mas bellas custodias de varios millones de pesos, como también las he visto en modestos relicarios de madera, es el mismo Jesús, siempre recomiendo a los párrocos y lideres laicos que prolonguen la adoración eucarística con los mas necesitados, que partan en tres los pequeños aportes que se donan para el sostenimiento y embellecimiento de estos lugares santos, una adoración que proyecte su realidad en los más necesitados, es una adoración mas real, mas justa y seguro contará con el respaldo a quien vamos a adorar.

No es que este no este de acuerdo con la belleza del culto eucarístico (para el señor lo mejor) pero el vino a los pobres, a los pecadores, se necesita algo mas cercano a la dura realidad que vivimos, para que podamos decir como el lo dijo, “venid a mi los cansado y agobiados que yo los aliviare”.