¿Cómo saber si mi gata está en celo?

Los gatos son animales que crecen bastante rápido, y por lo mismo, su madurez sexual también llega muy pocos meses después de haber nacido.

Aproximadamente, a los seis meses de edad las gatas comienzan a sentir atracción sexual, lo que hace que su comportamiento cambie y se vuelva más rebelde. Los gatos, como ellas, también pueden sentir esa atracción hacia las hembras, pero el periodo puede variar entre los cinco y los ocho meses. 

Una vez pasan el primer semestre de sus vidas, las gatas pueden mostrar el cambio de comportamiento de una manera más evidente, aumentando los maullidos, frotando su cabeza con más intensidad en los muebles y en las personas que tenga cerca. 

Al igual que las mujeres humanas, las gatas también tienen un ciclo reproductivo que va separado por etapas:  

Proestro: La hembra comienza a atraer a los machos con su olor, pero mostrándose hostil ante cualquier acercamiento.

Estro: Dura entre tres y seis días, y es en la etapa en la que permite que el macho la monte, aumentando las posibilidades de quedar en embarazo.

Anestro: Es una fase de inactividad sexual que puede durar hasta cuatro meses, sobre todo si la gata no cuenta con suficiente luz solar.

Interestro: Dura hasta una semana y es un momento de inactividad entre dos celos.

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Lo importante, sin importar la etapa del ciclo reproductivo en la que la gata se encuentre es que su manada le brinde toda la compañía y amor necesarios, cuidando, sobre todo, que ningún gato se cruce con ella, especialmente para evitar un posible embarazo. 

¡Por supuesto! La respuesta está en la esterilización, que evitará, no solamente el celo, sino el embarazo. 

Esterilizar es un acto de amor importantísimo, pues los gatos son animales bastante fértiles y una sola hembra puede tener hasta tres camadas al año, con un promedio de cuatro a seis crías por parto. 

El periodo del celo de las gatas viene cargado de una gran cantidad de estrés, el riesgo de desarrollar cáncer de mama y, por supuesto, el aumento de gatos callejeros que seguirán proliferando la especie.

Foto: Fiona