El ciclo de Krebs y la eucaristía.

“En resumen, la eucaristía es tan poderosa que no necesita pasar por el ciclo de Krebs para transformarnos, que de hecho no solo alimenta el cuerpo, también el espíritu”
Por. José Álvaro Cardozo Salas.
Era muy joven cuando estaba estudiando agronomía en la universidad del Tolima, vi una materia de las más hermosas en el mundo de los seres vivos, La Bioquímica de las plantas; consiste la bioquímica en que se establecen los principios fundamentales que rigen el desarrollo de las plantas, explorando la composición y estructura de sus células. Además, se aborda la fotosíntesis como un proceso metabólico esencial, y funciones de transformación de energía solar en química.
Después de haber caminado tortuosamente por la química 1 y la 2 llegue a manos del químico puro DR. José Luis Tenorio Vergara, un caleño alegre que nos impregno de su amor por la química, curiosamente y como pocos el día que nos mostro el programa (silabus) del semestre nos anuncio que el 1, 2 parcial y el examen final mas la habilitación nos daría 1 de las tres preguntas por anticipado, “El Ciclo de Krebs” en algún momento uno de mis compañeros le pregunto porque o para que servía este ciclo y la obsesión de aprenderlo de memoria. La respuesta de Tenorio era contundente, “se lo van a encontrar en todos los aspectos de su vida profesional y personal”. El profe Tenorio no solo era mi profe, termino siendo mi amigo, casi mi hermano, conocí a su mama Elda Julia Vergara, una caleña encantadora que cocinaba la típica comida valluna exquisita, sabia como ninguna, al final terminó siendo mi compadre, soy padrino de bautismo de su hijo José Manuel.
La vida me llevaría muchos años después al “Foyer de Charite” en Cogua Cundinamarca en un retiro espiritual de semana, en silencio, aprendiendo las minucias de la contemplación eucarística, peleando con mi mente para no distraerme y pensar en lo único importante en la vida “adorar”. Al creador, al hacedor, a Dios. El predicador el Padre Iñigo López, en una de sus predicas habla del ciclo de Krebs en la vida de fe, –Madre de Dios, otra vez el ciclo de Krebs-, recordé las palabras del profe Tenorio antes descritas, pero ¿Qué tiene que ver el ciclo de Krebs en una ruta metabólica para hacer 1 molécula de glucosa, o de grasa, o lípidos con Jesucristo? Debemos entender que este ciclo es el que permite que el organismo pueda llevar energía a las células, y de esta manera el alimento que comemos se convierte en músculos, sangre, huesos, células, energía, mejor dicho en vida, entonces la aproximación a la vida espiritual, es lo contario, al comer la Hostia consagrada, es decir en el cuerpo y la sangre de cristo nos convertimos en Cristo, podemos afirmar que esta transformación que Jesús nos hace cuando nos nutre es mucho mas perfecta que el ciclo de Krebs o energía del cuerpo que nos llega. Santa Teresa de Jesús la gran santa mística afirmaba “Mientras mas cristo como, mas cristo soy” cuando como la eucaristía el ciclo de Krebs transforma en energía lo que consumo, incluyendo a Jesús. Energía para el cuerpo y para el alma ¡Qué tal eso ¡
En resumen, la eucaristía es tan poderosa que no necesita pasar por el ciclo de Krebs para transformarnos, que de hecho no solo alimenta el cuerpo, también el espíritu, basta recordar algunos santos que solo se alimentaban comiendo la eucaristía, Martha Robin, Ludivina de Holanda, Catalina de Siena, José de Cupertino, Ana Catalina de Emmerich, Teresa Newman entre otras, confirmando lo que Jesús decía, “Mi carne es verdadera comida, mi sangre es verdadera bebida” (Juan 6, 55).
Hoy hablando con el profe Tenorio y el padre López, tienen razón los dos, ellos no se conocen, pero tienen en común El Ciclo de Krebs que fue descubierto por Hans Adolf Krebs en 1937 quien además recibió el premio nobel en 1953, cada uno desde su esquina, y cada uno de ellos tocó mi vida en su momento, el profe despertando el amor por las plantas y su funcionamiento interno, a través de complejos procesos enzimáticos, bioquímicos, de transformaciones maravillosas y de como Dios nuestro creador de alguna manera nos crea con una similitud asombrosa, entre los reinos animal, vegetal, mineral y fungí todos sin excepción con vida, no en vano el salmista afirma “que todo lo que respire alabe al señor” (Salmo 150, 6). El padre Iñigo acompañando la adoración perpetua desde su inicios con Jorge y Margarita Salazar, ha sido un bastión en todo este caminar de amor, así que mis amigos, no solo somos un complejo maremágnum de procesos bioquímicos de transformación energética, somos mas que eso, somos la transformación del egoísmo, de la soberbia, de la ira, la lujuria, en el mas puro y bello amor, somos hijos, hermanos de Cristo y ese titulo supera hasta la misma muerte, pues al experimentar la vida y la muerte nos configura también en la resurrección, energía pura de amor, la Bioquímica del alma; que hermoso todo esto, y que importante Adolf Krebs en descubrir este ciclo, que aplicado a la vida espiritual se convierte en la bella realidad del cielo.