Como abrir la adoración perpetua en la parroquia, y no morir en el intento.

“Y es que la adoración tiene una responsabilidad enorme, es como dejar un recién nacido solo en casa o al cuidado de otro menor, requiere de permanente vigilancia”.
Por. José Álvaro Cardozo Salas.
Este es el reto al que se enfrentan muchas comunidades parroquiales cuando Jesús les pone en el corazón el deseo ardiente de un lugar para adorar a nuestro señor en la hostia santa. “La eucaristía”. Y digo reto porque lo es, si es el párroco el de la iniciativa mucho mejor; se facilitan aún más las cosas, pero cuando la propuesta es por algún (nos) laicos; el párroco será el primer obstáculo a superar. Y es que la adoración tiene una responsabilidad enorme, es como dejar un recién nacido solo en casa o al cuidado de otro menor, requiere de permanente vigilancia, atención disposición, para contemplar, adorar, orar, y disfrutar de su tierna compañía.
Existen diversas formas de iniciar, me inclino mas por orar y pedir la aprobación del dueño de la casa (Jesús) una vez aprobado ir al párroco, luego se lleva la idea al Obispo de la diocesis quien debe finalmente dar su aprobación, como diría san Agustín “Todo con el obispo, nada sin el obispo” a él se le presenta un cronograma de trabajo que inicialmente solo se dedicará a la “Captura” de los adoradores, sin estos guardianes comprometidos con una hora en la semana es completamente imposible iniciar este proceso, esta primera e indispensable condición y va hasta que se consigan los adoradores, serios y comprometidos, sin ellos no se puede arrancar. Sugiero entonces al terminar de cada misa dominical, se dé un pequeño espacio para que en los anuncios parroquiales se pueda invitar a que se inscriban como adoradores perpetuos, comprometiéndose a una hora en la semana, hay formatos para esta actividad, la idea es cubrir 168 horas que tiene una semana (7 días por 24 horas), es una tarea que requiere de tiempo y mucha paciencia, ya que la gran mayoría desconoce que es en realidad este ejercicio espiritual que transforma nuestras vidas.
Algunos sacerdotes con el afán de dar inicio a esta bella actividad, se apresuran a construir o adecuar un pequeño cuarto o salón para este propósito, pero sin adoradores perpetuos pronto esta empresa terminará por fracasar, hace unos 10 años, un sacerdote me invitó a la inauguración de su capilla en un conocido barrio de Bogotá, la ceremonia fue bellísima, la capilla a reventar, le pregunté por los adoradores y los registros de su permanencia durante las horas de adoración, me dijo que no era necesario que podía observar la cantidad de personas que ansiaban venir a acompañar al santísimo, no paso un mes cuando fue robada la custodia (la capilla estaba sola), un taxista llevo al ladrón a las prenderías del Chicó, se fijo muy bien donde entro él a vender la custodia, guardo su carro y rescató el preciado tesoro con santísimo incluido por $250.000, con él regresó a la parroquia y encontró a su angustiado párroco llorando y el resultado fuè el cierre de la capilla y de paso la adoración. Fue un pésimo referente para la iglesia y los parroquianos en este sector de la ciudad y fue relacionado por la inseguridad.
Después que tenemos los más de 168 adoradores inscritos y comprometidos, se piensa en el lugar donde adorar, un sitio de fácil acceso, ojala con buen parqueadero y seguridad, mientras se construye la capilla podemos adorar en jornadas diurnas en el templo, para ir mirando el compromiso de los inscritos, jornadas de vigilias los fines de semana de 9:00 pm a 6:00 am también van dando resultados y así nos vamos acomodando a las horas, las jornadas e ir acostumbrando las almas a los momentos de silencio, contemplación, frente a Jesús eucaristía.
Desde antes de empezar la adoración es necesario inicial un programa de formación eucarística, que puede ser por el párroco del lugar, luego se invitan algunos otros sacerdotes, religiosos y/o laicos con cierta formación para hacer más diversa y enriquecedora la experiencia formativa. Esta formación de acuerdo a mi experiencia es aconsejable mínimo una vez al mes, puede ser virtual o presencial, y cada seis meses un pequeño retiro espiritual de medio día enfocado en la eucaristía, con testimonios, anécdotas, y demás circunstancias propias de esta formación.
Así vamos avanzando en este proceso que requiere mucho amor, y conocimiento también una cierta organización, en los turnos con un coordinador general, capitanes de hora que ayudan a los adoradores en sus horas, unas personas inscritas sin hora para que sirvan de apoyo a las horas que no se han podido cubrir.
Como ven requiere de logística y una gran dosis de mística amorosa por Jesús, mucha suerte para los que están iniciando, y por aquí todo nuestro apoyo, por las finanzas déjenle eso a San Jose, el sabrá muy bien conseguir y administrar esos recursos. Para mayor información les dejo mi correo electrónico, [email protected]