Divide y reinaras.

“Estamos a punto de ver que vale más un buque cargado con agua que con petróleo”
Por. José Álvaro Cardozo Salas.
Desde hace varios años vengo hablando de la adoración eucarística perpetua con un añadido, “Salvar la humanidad” quizás para algunos que me escuchan se convenzan que esta afirmación es cierta. Mirando el panorama que tenemos en el mundo y en especial en nuestra querida Colombia, es desolador, ver la polarización a todo nivel, las familias, el gobierno, en los entornos laborales y educativos, quizás estamos pasando por una crisis jamás vista, y que decir de las realidades del mundo, ad portas de una tercera guerra mundial, que como bien dice el papa Francisco ya la estamos viviendo a pedacitos.
Ustedes saben que soy ingeniero agrónomo y como tal disfruto, viajo, visito plantaciones de dintintos cultivos a lo largo y ancho de nuestra geografía, me he tomado el tiempo de estudiar todos estos fenómenos climáticos, atmosféricos y los relaciono con la vida espiritual, con el cosmos y la creación, esto también tiene un toque (si no todo) de la vida de Dios en nosotros y en especial en la naturaleza. No hemos hecho sino daños, algunos irreparables, a lo que Dios nos dejó en custodia, la contaminación, desforestación, sequias e inviernos incontrolables son apenas unos pequeños signos de lo que nos viene, y parece que no nos importara, pues seguimos en las mismas. Leyendo la encíclica del papa Francisco llamada “Laudito sí”, que se refiere al cuidado de la casa en común “La tierra” y como este desafío urgente de proteger nuestro planeta haciendo pequeñas tareas como clasificar las basuras, usar productos que puedan reutilizarse, apagar las luces, cerrar las llaves del agua, movernos en transporte público, llevar tus propias las bolsas al supermercado y muchas más cosas que podemos hacer para ayudar en algo.
Este año en particular ha sido difícil, estamos enfrentando un verano prolongado que nos tiene en un tibio racionamiento de agua, –estamos a punto de ver que valer más un buque cargado con agua que con petróleo-, que yo recuerde en mi vida lo experimentamos en Cali sobre los años 73 donde incluso de la base aérea se bombardearon las nubes con hielo seco, produciendo las lluvias, experimento que la semana pasada hizo Dubái, y que generó en dos días los aguaceros de un año. Estamos mal, muy mal, física y espiritualmente, y eso es el resultado de décadas de lujuria ecológica, de falta conciencia ciudadana, acompañada de una corrupción que no tiene limites, y lo peor de haberle dado la espalda al mismo Dios, desde que se nos ocurrió sacarlo de la constitución de 1991 hasta nuestros días Colombia ha sido un desastre en todos los sentidos, NADA nos sale bien, y no se ven cerca las soluciones a esta crisis que pareciera no tener fin, ni hablar de los gobiernos de turno que llegan a hacer lo mismo, a desangrar lo poco o nada que nos queda, entonces me cuestiono, ¿Que nos pasó? ¿Porque nos desconfiguramos de esta forma? ¿Qué fue lo que no hicimos bien? Yo insisto que este tiempo de purificación en todos los aspectos de la vida, incluyendo a la iglesia que también vive su propio calvario, ¿entonces que hacer? Para mí esto solo se arregla de rodillas, frente a Jesús eucaristía, nos olvidamos de él, le profanamos con nuestras actitudes llenas de egoísmo y soberbia, abrimos una puerta por donde nos llego el mal en su esplendor, dividiendo familias, comunidades, el país entero polarizado en una egolatría infame que nos va llevar a lo profundo del abismo. Me dirás que me volví pesimista, apocalíptico, la verdad veo lo que pasa con los ojos de Jesús, y que, si no volvemos a él, no tendremos salida a estos momentos de confusión y desespero.
Te animo a que vayas al santísimo, a la misa, que te postres y te abandones de corazón, al único ser vivo que nos puede sacar de esta encrucijada, por eso sigo afirmando a pulmón entero “QUE LA ADORACION SALVARA A LA HUMANIDAD”.
Foto Internet Post Centauro Televisión