El amor eterno de Dios: Su causa, y su efecto en tu vida

El amor que lo cambia todo

Edward Andrés Díaz Reina

¿Puedes decir con certeza que el Hijo de Dios te amó y se entregó por ti? En esta reflexión explicaremos el origen del amor eterno de Dios y cómo transforma la vida de quienes creen en Él.

Acompáñame a descubrir las causas de este amor y los efectos que debe producir en tu caminar diario.

En la carta a los Gálatas, capítulo dos, versículo veinte, el apóstol deja claro que él está crucificado con Cristo, es decir, muerto al pecado y a la ley; que ha nacido de nuevo y que, en su nueva vida, se esfuerza por vivir en la fe del Hijo de Dios: “El cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”.

Pablo agrega esta última frase para explicar quién es el Hijo de Dios, afirmando que es aquel que lo amó con un amor tan grande que decidió entregarse a la muerte y a la ira del Padre para salvar su vida. Y no solo la de él. Juan 3:16 y Mateo 1:21 dicen que el Mesías vino al mundo y se entregó a los brazos de la muerte y la ira del Dios Viviente para salvar a su pueblo, a los creyentes, de sus pecados.

Este amor eterno de Cristo está basado únicamente en el puro afecto de su voluntad y no en méritos humanos. El Padre y el Hijo amaron a la Iglesia porque así les plació hacerlo, para gloria de su nombre, antes de la fundación del mundo (Jeremías 31:3).

En otro pasaje, Pablo dice que la Iglesia fue amada por Dios cuando aún era enemiga de Él (Romanos 5:8). Asimismo, el apóstol Juan, en su primera carta, explica el amor de Dios diciendo que Él nos amó primero y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados (1 Juan 4:10,19).

Queda claro que el Padre y el Hijo aman a su pueblo desde antes de la fundación del mundo y que, aun cuando se hicieron pecadores y aborrecedores de Dios, los amaron al punto de que el Hijo vino al mundo y murió para salvarlos.

Este amor tan grande de Dios, según Juan Calvino, es la base sobre la cual descansa la fe. Como resultado, el Espíritu Santo desciende sobre el creyente, llevándolo a estar crucificado con Cristo, a nacer de nuevo y a vivir una nueva vida creyéndole a Jesús y esforzándose por vivir en santidad.

Mi estimado lector, ¿ves los efectos del amor de Dios en tu vida? ¿Puedes decir, como Pablo, que vives en la fe del Hijo de Dios, el cual te amó y se entregó por ti?

¡Que Dios te ayude!

Edward Andrés Díaz Reina
Comunicador Social y periodista
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