Gatos ¿Qué actitudes y rasgos muestran cuando quieren proteger su hogar?

Los gatos, como los perros, son una de las dos especies de animales domésticos por excelencia.

Tienen facilidad para convivir con humanos y, para muchos, representan una compañía invaluable.

Estos felinos son territoriales por naturaleza, marcan sus territorios con sus garras, con orina, o frotando sus mejillas con los objetos de su espacio.

Según el portal especializado en gatos, cuando un gato siente que hay intrusos en su territorio, tiende a gruñir, maullar, atacar o adoptar una postura defensiva.

La posición de las orejas de los felinos también es muy útil para determinar cómo se sienten: si están erectas y apuntando hacia arriba, están tranquilos; si están erectas pero apuntando hacia los lados, están enojados; si están bajas y hacia los lados, tienen ansiedad y actitud defensiva y si están bajas y hacia atrás, seguramente tienen miedo.

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Para profundizar más, John Bradshaw, biólogo director del Instituto Antrozoológico de la Universidad de Bristol, publicó un libro llamado ‘En la mente de un gato’ (Cat Sense), en el que indaga acerca de la percepción felina del mundo.

Las investigaciones de Bradshaw concluyeron que para defender su casa, los mininos pueden bloquear puertas y eliminar animales intrusos.

También descubrió que la caza de plagas, como cucarachas o ratas, no solo se hace por instinto, diversión o beneficio propio, sino por un reconocimiento a su cuidador, y como un aporte consciente a la vivienda en que habita.

Este reconocimiento también se expresa en forma de instinto de protección, que hace que los gatos busquen en todo momento cuidar a sus dueños, dormir cerca de ellos, seguirlos e incluso atacar a los humanos que consideren amenazantes.

Según el portal especializado ‘Catster’, algunas de las señales que indican que un gato está a punto de atacar son las siguientes:

· Las orejas bajas y hacia los lados o hacia atrás (como fue dicho antes).

· La cola erguida, y moviéndose hacia los lados.

· Gruñidos, siseos o silbidos.

· Ojos grandes y dilatados.

· Garras expuestas.

· Pelaje erizado.

En caso de que la persona no sea una amenaza, y el gato la esté percibiendo como tal, las dos mejores formas de prevenir un ataque gatuno son distraerlo con algún juguete, para que su atención se vaya y su estado de ánimo se alegre o ampliando su espacio, para que se sienta mucho más seguro en caso de querer moverse o escapar.

Lo más crucial, no obstante, es evitar tocarlo o acercarse cuando esté a la defensiva, pues esto se entenderá inmediatamente como una amenaza y el felino atacará.

Foto Centauro