La historia de un hombre llegado a los 99 + 1.

Por. José Álvaro Cardozo Salas.

Hoy estoy muy agradecido por estos 100 primeros, a Dios que sobre 4:30 AM envía su Espíritu Santo y empieza a mostrarme el tema y lo va desarrollando en mi cabeza, va fluyendo poco a poco, me muestra donde buscar, a que fuente acudir, como cuando escribí sobre el triunfo del inmaculado corazón de María, o sobre el dogma de la asunción y como utilizó a Luigina Sinapi y a Bruno Cornacchiola para su propósito. Ahora viene lo difícil, encadenar todo lo que me muestra entre dormido y despierto y plasmar en página y media que es el formato que utilizo en Arial 12.

Recibo algunos comentarios de ustedes (por el interno) que me animan a seguir, al principio, ”te falto una tilde, o quedo mal redactado”, y es posible que aún se sigan presentando todas esas imperfecciones, pero al final lo que busca Jesús a través de estos escritos es que descubramos su resplandor, que lo amemos como él nos ama, que seremos juzgados por el amor, que la caridad prevalece en un mundo despiadado y gobernado por el mismo satanás, donde el aborto, los abusos a los niños, la corrupción, la desigualdad, la injusticia social galopan, donde necesitamos ser conscientes que nuestro testimonio arrastra, donde debemos entender que solo de rodillas se logra lo que Dios quiere de nosotros, cuando cumplamos a cabalidad su divina voluntad.

Quiero dar gracias a Dios por este tiempo de gracia y bendición, gracias a Centauro TV en Ibagué a Juan Carlos y colaboradores que se arriesgan a publicar lo que escribo, gracias a ustedes por leer, incluso por re enviar a otros grupos, ciudades, parroquias. Hace poco me escribió un obispo a hacerme un comentario sobre un artículo referente a un monseñor que metieron en la cárcel por un delito que no cometió, que él lo conoció y que daba fe de lo que había escrito, me animó a seguir escribiendo, Caro Jiménez insiste en que los publique, también un sacerdote de la argentina el padre Cristian Reineri se reporta con frecuencia, quiero escribir una experiencia que tuvo en la Patagonia (Polo sur) cuando su obispo lo envió como párroco a los campos petroleros y como los cientos de prostitutas venidas de todas partes sufren cuando van allá a trabajar con sus cuerpos. Así se dan las historias que publico. Bueno, seguimos, gracias, gracias, muchas gracias (oren mucho por mi).