Lo que no nos cuesta…

La vanidad de las riquezas mal habidas

Edward Andrés Díaz Reina

¿Quién ha escuchado decir: “Lo que no nos cuesta volvamos la fiesta”? Una frase popular que describe la ligereza con la que se gasta el dinero que no  requiere mucho esfuerzo. Hoy analizaremos la versión bíblica de este dicho.

Se encuentra en proverbios 13:11: “Las riquezas de vanidad disminuirán; pero el que recoge con mano laboriosa las aumenta”.

En verdad el dinero rápido, y  fácil, no dura. En Colombia vimos esto en la década de los ochenta y noventa con el auge del  narcotráfico.  Muchos incrementaron sus arcas gracias a cultivos ilícitos, venta y distribución de estupefacientes. Pero poco les duró. La mayoría perdió todo al ser incautado por el estado. Otros malgastaron o dejaron su capital  en manos de testaferros que lo dilapidaron. 

Lo mismo ocurre con el dinero obtenido por golpes de suerte y azar, o con las ganancias de la industria pornográfica, en la que muchos  jóvenes y adultos han incursionado, buscando alimentar su codicia con la excusa de mejorar su estilo de vida.

Pero el capital, que es producto del trabajo santo, el ahorro y el esfuerzo, es premiado por Dios y dura  más que el ganado de formas indebidas delante del Creador.

Mi estimado lector, usted, si es creyente, debe  ser consciente de que no pertenece a este mundo, sino al reino de los cielos, por eso no debe  alimentar su  codicia buscando  enriquecerse de forma fácil y rápida. Debe estar conforme con lo que tiene, trabajar, y administrar bien el dinero que Dios pone en sus manos como paga por su trabajo, considerando que ese dinero le pertenece a Dios y no a usted.  Al hacer eso, el Señor lo recompensará y su capital, como dice el proverbio, aumentará. Esto será de tal forma que a usted y su familia no les faltará el recurso.

Edward Andrés Díaz Reina
Comunicador Social y periodista
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