Los papas tesoro para la humanidad (tercera parte)

“Juan XXIII abrió las ventanas del vaticano para que entrara un aire fresco a la iglesia y por ahí salieron huyendo muchos sacerdotes y religiosos”.
Por. José Álvaro Cardozo Salas.
A petición de algunos que han tenido el arresto de leer mis artículos, me piden continuar con algunas historias de los papas como lo he venido haciendo en escritos anteriores, también me han sugerido mejorar algunos errores ortográficos y de redacción de alguna forma continuos; por favor, paciencia con este prospecto de columnista ya que no soy periodista y escribo no con el teclado, sino con el corazón, y este no entiende ni de ortografías ni de redacción, es amor del puro.
Continuemos con Pablo VI, Giovani Battista Montini (1963-1978) a este papa le tocó echarse al hombro el concilio vaticano II que dejó iniciado su antecesor Juan XXIII, con los grandes retos que esto significó para la iglesia; fue célebre por la frase “Juan XXIII abrió las ventanas del vaticano para que entrara un aire fresco a la iglesia y por ahí salieron huyendo muchos sacerdotes y religiosos”. Fue un hombre inteligente, mariano, eucarístico, y mantuvo una estrecha comunión con grupos ecuménicos de otras religiones llegando a grandes acuerdos durante el concilio, sus oposiciones sobre el control de natalidad fueron muy controversiales basta leer la más bella de sus encíclicas Humanae vitae que aún sigue generando controversias.
Concluyó en 1968 el congreso eucarístico internacional en Bogotá y la segunda conferencia episcopal latinoamericana en Medellín, de paso, ordenó a 22 sacerdotes, era la primera vez que un papa visitaba Colombia y Latinoamérica. Fue beatificado por el papa Francisco en el 2014 y para el 2018 lo haría santo; durante su pontificado permitió la comunión en la mano, que aún en estos tiempos genera mucha polémica, refiriéndose a este tema en particular referiría “El humo de satanás ha permeado el concilio”
Desde su pontificado la iglesia va en camino a un gran giro de pensamiento, catequesis y evangelización, por lo que se ha llamado a América, el continente de la esperanza; años duros le tocó vivir al cardenal Montini, la muerte a pistola de su gran amigo Aldo Moro primer ministro de Italia del partido demócrata cristiano en 1978 fue un episodio de aquellas épocas difíciles en el mundo.
Al morir Pablo VI el 12 de agosto de 1978 le sucedió el papa Juan Pablo I, Albino Luciani 1978. Su pontificado apenas duró 33 días, como dato curioso al encontrarle muerto, tenía en sus manos el libro de la Imitación de Cristo del monje alemán Thomas de Kempis, se especula aún sobre la muerte del papa: que fue asesinado, envenenado, que él iba hacer tales o cuales reformas, y otras suposiciones sin soporte que han quedado en el aire. Este acontecimiento dio paso a la elección del gran papa Juan Pablo II Karoll Wojtyla (1978-2005) canonizado hace poco por el papa Francisco, sobre este pontífice, ya hay libros completos. Un papa de origen polaco, huérfano desde muy pequeño, que vivió el drama de la segunda guerra mundial y el holocausto nazi al pueblo judío y polaco, dio un gran impulso a la iglesia.
Dentro de las anécdotas conocidas, se recuerda una de ellas, cuando supo del padre Pio de Pieltrecina un franciscano estigmatizado que vivía en san Giovanni Rotondo, escribió una carta porque había escuchado que este sacerdote tenía mucha unción para sanar los enfermos; se narra que el padre Pio caminaba por el salón donde a diario llegaba miles de cartas con peticiones de todas partes del mundo, de repente, entre tantos escritos llegados, toma uno y dice “Pronto debemos orar por esta señora, es una persona muy especial, es quien cuidó al futuro papa”. Una vez sanada su madrastra, Karol decide ir hasta Italia siendo aún sacerdote, a visitarlo y agradecerle personalmente esa valiosa intercesión, el padre Pio le ve a la distancia con su sotana y un maletín en la mano, su saludo fue “Santidad, como no nos avisa de su visita, para recibirlo como se merece”; el pobre cura Wojtyla casi se muere del susto, y repasó sonriente “Su Santidad que risa”, años después sería nombrado Papa de la iglesia. Su secretario privado el cardenal Stanislaw Dziwisz escribiría un libro, que recomiendo leer “Karol y yo”, donde cuenta un raudal de anécdotas muy bellas, el atentado el 13 de mayo, las encíclicas, su amor por la virgen, los muchísimos viajes que les contaré en la próxima entrega.
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