SALVOS POR GRACIA

Gracia vs obras

Edward Andrés Díaz Reina

Usted ya se ganó el cielo conmigo” son algunas de las frases que a menudo se dicen a las personas que actúan de manera bondadosa y caritativa. Esto como resultado una creencia muy arraigada en nuestra tradición cristiana, aunque errónea.

Durante años nos han enseñado que para ir al cielo debemos portarnos bien, ser obedientes, caritativos, hospitalarios, y un largo etcétera de acciones buenas, que como hijos de Dios debemos hacer, pero no son la causa o la razón por la cual al morir iremos al cielo.

La verdad, mi estimado lector, es que ni usted ni yo debemos hacer nada para ser salvos. Por eso el apóstol Pablo, en la carta a los Gálatas dice : “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente “(Gálatas 1:6)

Las iglesias de Galacia, al igual que nosotros, habían caído en el error de pensar que para salvarse debían creer en Cristo y hacer obras. Pero Pablo, con mucho amor, les deja claro que al dar lugar a las obras se han alejado del Dios que los “Llamó por la gracia de Cristo”.

Es decir, se alejaron de aquel que en un acto gratuito,  libre y soberano les había concedido la salvación por los méritos  de la muerte y resurrección de Cristo.

La salvación, mi estimado lector, es un acto gratuito, que procede de la voluntad soberana del Padre, quien se complace en amar y salvar a quien Él quiere, sin importar sus obras. Por eso Pablo en Romanos 11:6 deja claro que si la salvación es por gracia, entonces no es resultado de las obras, de lo contrario esta sería el pago por lo bien que te portaste y dejaría de ser un regalo inmerecido.

Ningún ser humano merece ser salvado. Por haber pecado, todos estamos destituidos de la gloria de Dios(Romanos 3:23), y merecemos la condenación. Pero Dios, que es grande en amor y misericordia, le plació salvar a algunos que él libremente ha escogido,  por medio de la  “Gracia de Cristo”.

Quienes pretenden combinar la gracia y las obras se alejan del Padre, de  Cristo y del reino eterno, para seguir un evangelio diferente al que predicó Pablo y que fue revelado en la Biblia.

Las obras no salvan. Son el resultado de la obra que Dios hace en el creyente y debemos esmerarnos por hacerlas para glorificar el nombre del Creador, más no para motivar o comprar con ellas nuestra salvación.

Edward Andrés Díaz Reina
Comunicador Social y periodista
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