¿Y si Jesús no hubiera nacido?

¿Qué pasaría si el nacimiento no hubiese ocurrido?

Edward Andrés Díaz Reina

A tan solo un día de iniciar la tradicional novena, y a diez días de celebrar la natividad, es interesante preguntarse ¿Qué habría pasado si Jesús no hubiera nacido?

Convengamos que el Hijo de Dios es el personaje más importante de la historia universal. Su natalicio y muerte dividieron la historia de la humanidad en un antes y un después de Cristo. Si su natalidad no se hubiera dado, nuestro presente y futuro serían muy distintos. Acontecimientos como la reforma prestante, entre otros, no habrían tenido lugar.

Pero lo más importante sería que no habría esperanza de salvación, a menos que nos hiciéramos judíos. Por tanto, la maldición del Edén (Génesis 2:17) estaría vigente para todos, excepto para aquellos que cumplieran la ley de Dios, ellos serían salvados y heredarán la vida eterna.

Los 613 artículos que contiene la ley, aproximadamente, tienen un inconveniente. Todos ellos son “Santos, justos y perfectos” (Romanos 7: 12 ). Demandan de los hombres, santidad, justicia y perfección. El problema es que nosotros somos pecadores, injustos e imperfectos, por lo cual no podemos cumplir la ley y ser salvos.

Solo Cristo es santo, justo y perfecto. Solo Él pudo cumplir la ley de Dios, para eso vino al mundo. Jesús nació y murió para cumplir de esta manera la santa, justa y perfecta ley.

Lo que nosotros no podíamos hacer por ser injustos y pecadores, el santo Hijo de Dios sí pudo hacerlo. Aquí se cumple lo que dice la escritura: “Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios”(Lucas 18:27).

Ahora, esa justicia que Jesús ganó al llevar una vida Santa, justa, perfecta y cumplir así con toda la ley, la regala por gracia a su pueblo para salvarlo.

Como dijo el evangelista Mateo: “Él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).

Te preguntarás ¿Quién es su pueblo?

Aquellos que el Padre escogió para salvación desde antes de la creación del mundo (1 Pedro 1: 1-2; Efesios 1: 4). Estos, escogidos entre todos los pueblos de la tierra, son los que aman a Dios, y tienen a Cristo como el Señor y Salvador de sus vidas.

Por eso mi estimado lector, si te consideras parte del pueblo de Dios, gózate y celebra el nacimiento de El Salvador.

Edward Andrés Díaz Reina
Comunicador Social y periodista
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